La leche materna y la placenta ayudan a formar el microbioma del bebé
Si el microbioma de la madre está equilibrado durante el embarazo, eso resulta beneficioso porque puede afectar al desarrollo del microbioma del bebé. El microbioma de la madre cambia de manera natural durante la gestación por factores externos y por el embarazo en sí, y puede afectar a la salud del bebé.
12, 13 Por ejemplo, si sufre estrés durante el embarazo, puede afectar a su microbioma y, en consecuencia, al del bebé.
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Tomar probióticos puede ayudar a equilibrar el microbioma materno y, según se ha demostrado en estudios, disminuye la probabilidad de que el bebé desarrolle trastornos inmunitarios. Por ejemplo, cuando las mujeres recibieron la cepa probiótica
Lactobacillus rhamnosus, LGG® (en lo sucesivo mencionada por la marca registrada LGG
®) durante el embarazo y la lactancia (o se administró al bebé una fórmula complementada con la cepa LGG
® si no recibían lactancia materna), un 50% menos de bebés desarrollaron afecciones cutáneas relacionadas con el sistema inmunitario en comparación con los bebés cuyas madres recibieron un placebo.
4 Cuando los bebés cumplieron 4
4, 5 y 7 años,
4, 6 este resultado positivo se mantuvo, lo que indica que el probiótico LGG
® siguió siendo beneficioso a largo plazo.
Tomar una combinación de tres probióticos (las cepas LGG
®,
Bifidobacterium animalis ssp. lactis, BB-12® y
Lactobacillus acidophilus, LA-5®) durante el embarazo y la lactancia también se ha asociado a un menor número de bebés con afecciones cutáneas relacionadas con el sistema inmunitario.
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